Tocó el turno de hablar de la enseña nacional, la bandera de
todos y cada uno de los españoles, la que agrupa a más de 46 millones de
personas.
Es triste tener que decir, que la rojigualda es un símbolo
utilizado por gran parte de la extrema izquierda,
antisistema, y simples analfabetos como objeto de etiqueta a sus portadores de “FACHAS”.
Y es que, ¡cómo se le llena de orgullo y libertad la cabeza al pronunciar esa
palabra!, a los libertadores que incitan a – en sus propias palabras- “masacrar a los que lleven esa bandera”. Bien,
creo que entre las personas con sentido común y coherencia esta idea no ha de
ser ni discutida, dice tanto de la inteligencia del sujeto que la dice como de
los fundamentos en los que se basa su ideología.
Muchos de ellos, intentando demostrar su saber sobre los
acontecimientos históricos de España afirman que es la bandera que viene de la
herencia franquista. Es preocupante en gran medida creer que muchos de los
individuos que realizan estas afirmaciones están dando clase en las diferentes
universidades españolas financiadas con el dinero público que buenamente y no
sin un meritorio sacrificio todos los ciudadanos aportan a las cuentas comunes.
La bandera de España data de 1793 desde que fue proyectada
en los buques de guerra del pabellón naval del Ejército. Fue a partir de 1808,
tras la Guerra de la Independencia cuando debido al reinante sentimiento patriótico
español se decide hacer la rojigualda bandera oficial de la nación española,
concretamente un 13 de octubre de 1843.
Desde ese momento, hasta la actualidad, los colores de la
enseña nacional serán el rojo y gualda.
No obstante hay que explicar la excepción de la bandera durante la Segunda
República, de la que muchos autodenominados libertarios se hacen eco.
La bandera tricolor se trata en primer lugar de una bandera
no popular, desconocida por la mayoría del pueblo y nacida de una minoría
sectaria. Cambiar de bandera significaría la división de las dos Españas, la
que defenderá su legado histórico y la que intentará hacer historia mediante las
improvisaciones y el fraude.
La rojigualda no es monárquica si es esa la falacia de
turno, pues la bandera real era blanca con guión morado. En un intento de introducción
de esta bandera en la Primera República, más sensatos que en la Segunda, se
determinará seguir con la bandera rojigualda modificando sólo el escudo. Es
curioso que este planteamiento sea de D. Vicente Rojo, Jefe Mayor del Ejército Popular
de la República, que refleja y admite el gravísimo error de haber creado la
bandera tricolor.
A pesar de que muchos intenten disfrazar la historia y
someterla a latigazos en beneficio del propio interés o como telón de una
notable falta de cultura e incesante desprendimiento de odio, la historia
oficial está escrita, para ilustrar a aquellos y aquellas que quieran conocer
más detenidamente la historia de su Patria.
La bandera merece el mayor de los respetos y la más profunda
admiración, puesto que millones de españoles a lo largo de la historia han dado
su vida para que nadie mancillara su imagen, que es la imagen de una gran
nación.
Bandera original de las milicias de Cabezas de Buey, 1812, Guerra de Sucesión española.
-"El nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto".-
- Camilo José Cela -