Lejos quedaron los tiempos en que los caballeros pactaban
con un apretón de manos, y su palabra era más valiosa que cualquier documento.
El valor de la palabra, la lealtad y la honra se han ido perdiendo a medida que
ha pasado el tiempo. Muchos buscan ya la treta en cada trato, valga la
redundancia y eso decepciona la moral.
Claro está que el progreso trae el beneficio y los avances,
pero si hay algo que nunca se debería haber perdido son los valores que
caracterizaban a los hombres del viejo imperio. Si te doy mi palabra, esa
palabra llegará hasta el final. Es difícil ahora creer en las formas de los
viejos pactos. Todo se ha llevado a desarrollar en un modelo formal y en
algunos casos apocalípticamente estricto, pues en el momento que cometas el mínimo
error en tu declaración ya tienes creado el conflicto.
Sin lugar a dudas la decadencia de los valores como el
honor, el respeto o la lealtad, la familia, la fidelidad entre otros muchos
están presentes en gran parte de las generaciones de nuestro país. Es difícil pensar
que ellos sean los que vayan a contribuir a formar la cultura de España y
seguir haciendo grande su legado.
Todo lo mencionado atrás guarda relación común con la
identidad nacional. Claro está que cuando se pierde la identidad nacional se
está despojando de cualquier valor histórico concerniente a la identidad
verdadera de la nación. Sin ese sentimiento ya no sientes traicionar los
valores morales y éticos de la patria, no te identificas con tus ancestros, que
dejaron tan por encima de la excepcionalidad el significado de los verdaderos
valores.
No es fácil volver a ellos, pero siendo realistas habrá que pedir
lo imposible, aún debemos pensar que con una correcta educación de nuestros/as
jóvenes en el seno de una familia unida donde prime el respeto algunos de esos
valores volverán a resurgir…
- El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable.-
Víctor Hugo
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